La vega del río Camesa, fue colonizada hace
unos 5000 años, ósea a finales del Neolítico, cuando grupos de agricultores y
ganaderos, se asentaron en sus riberas.
Dentro de su incipiente organización social,
instalaron en sus vegas y montes numerosos menhires. En nuestros días, solo
conservamos 8 de estos menhires. Estos, están colocados, prácticamente en
línea recta, con una orientación en sus
caras principales del suroeste, que coincide genéricamente con el recorrido del
sol, durante el equinoccio de verano, lo que hace pensar en ritos solares.
Aunque otras opiniones especulan acerca de su utilidad como marcadores
territoriales.
También es significativo el hecho de que no
coincida su composición, con la del suelo que las sustenta. La arenisca de Triásico,
de la que están compuestos, sobre las calizas que los sustentan, hace pensar en
que fueron transportados desde otros lugares.
Esto ha dado origen a la llamada RUTA DE LOS MENHIRES DE VALDOLEA. La
mencionada ruta, comienza en la capital de Valdolea, Mataporquera, y discurre a
través de 13 Km., hasta Mata de la Hoz.
La iniciativa de la creación de esta ruta, fue promovida, en 1998, por diversas asociaciones defensoras del patrimonio cántabro, y en el año 2000 se inició, en el mes de julio, los trabajos necesarios para su realización.
La iniciativa de la creación de esta ruta, fue promovida, en 1998, por diversas asociaciones defensoras del patrimonio cántabro, y en el año 2000 se inició, en el mes de julio, los trabajos necesarios para su realización.
El Ayuntamiento de Valdolea, pertenece a la
Mancomunidad de Campoo-Los Valles, ubicada en el Suroeste de Cantabria, limítrofe con Palencia.
La ruta comienza, como hemos citado, en
Mataporquera, junto a la Iglesia de Santa Eulalia y el cementerio. Allí tenemos
el primer cartel anunciador del sendero, bautizado como PR-S.61.
El primer cartel e inicio de la ruta, nos
señala que a 2,2 Km. tenemos el primer menhir: Piedrahita o El Cañón, llamado así
porque estaba inclinado y tenia ese aspecto. Para llegar a el, tras ver
las indicaciones, bordeamos el cementerio, y ascendemos por una pista asfaltada,
hasta la depuradora.
Desde allí, una pista de tierra nos lleva hasta una
bifurcación de pistas, en donde encontramos otro cartel informativo. Esta vez,
nos indica dos direcciones: Hacia la derecha tenemos El Cañón, y de frente El
Peñuco.
Vamos primero a la derecha, y tras subir un corto pero fuerte repecho,
lo encontramos justo en medio de la pista, entre pinos de repoblación. Su
altura total es de 3,68 m., estando visibles 2,55 m.
Bajamos
el repecho, y a la derecha seguimos la indicación hacia el otro menhir: El Peñuco.
Este es el peor trozo del recorrido, pues al llegar a una fortísima pendiente,
y ya con el menhir a nuestra vista, tenemos que trochar, hasta llegar otra vez
a la pista, junto al menhir. Tiene una
altura total de 4 m. y la altura visibles es de 2,75 m.
La pista de parcelación, a la que hacen
referencia el cartel indicador, se ve unos metros más abajo, pero no tenemos buen acceso.
Frente al cartel indicador del menhir, sale una
pista perpendicular a la que traíamos, y en ligero descenso, que es la que
tenemos que coger, y siguiendo todo derecho, nos lleva al siguiente menhir: El Cabezudo.
Según vamos por esta pista, llana y perfecta,
vemos enfrente y a nuestra izquierda, el siguiente menhir: El Cabezudo. Está en una loma y no tiene acceso más que
atravesando campo a través. Su altura total, es de 4,85 m. y su altura visible
es de 3,85 m.
Retomamos la pista y continuamos, en línea recta, hasta una bifurcación que
encontramos, en la cual está el hito señalando, hacia la izquierda. La pista
nos lleva hasta otra bifurcación de pistas, a escasos 20 metros de la
carretera, frente al pueblo de La Cuadra, se encuentra el siguiente menhir: La Llaneda. Esta sujeto con un armazón de hierro, ya que se encontró derribado y trasladado de lugar, así
que no se conoce su ubicación original. Se ha colocado en este lugar, por ser
de fácil acceso.
Frente al menhir, hay unos matorrales y árboles,
si los bordeamos y miramos de frente, vemos, a unos pocos metros, el
siguiente menhir: La Puentecilla. Desde
la carretera, tomamos un acceso a un prado, y tras cruzar el arroyo, subimos
hasta el menhir. Es de los más pequeños, 2,35 m. habiendo sido restaurado, ya
que estaba partido en dos trozos.
Tomamos la carretera hacia Olea, y a unos 2
km., tras una ligera subida y una curva a la izquierda, (se ve el mesón de
Cassasola), justo a la izquierda tras una alambrada, que no portillo, vemos un
montoncillo de piedras, siguiendo el camino, tras pasar la alambrada, llegamos
a los menhires: La Matorra I y La Matorra
II.
Están los dos juntos, separados unos 5 metros, y son los más pequeños
1,60 y 2,20 m., siendo visibles 1,60 y 1,80 metros respectivamente.
Seguimos hacia Reinosilla, pasando junto al mesón
mencionado antes. Dejamos el pueblo a la izquierda y tras una curva a la
derecha, a la altura de unas señales de tráfico,
vemos a la derecha La Laja Megalítica,
haciendo de puente sobre un arroyo. Desandando el camino por la carretera, y en
el otro lado vemos otra laja, por lo que es de suponer que formaban parte
de un dolmen.
Volvemos hacia Reinosilla, y en la curva
mencionada anteriormente, a la derecha vemos
una pista perfectamente acondicionada y el cartel anunciador del último menhir:
Peñahincada, a 700 metros.
También se le conoce como “El menhir de Sansón”. Cuenta la leyenda del lugar, que lo lanzó Sansón desde una montaña cercana… Sin comentarios.
Tiene una altura total de 3 metros y son visibles 2,20 metros.
OBSERVACIONES: Como se ha indicado, la ruta mide 13 km., Aunque puede hacerse andando, en esta ocasión se hizo en bicicleta. Hay que llevar agua, ya que la zona es muy árida y no tiene apenas sombra.
TEXTO E IMAGENES: José Casado (JOSAMEZ)
DOCUMENTACIÓN: ADEVAL (Cuadernos de Campoo), Ayuntamiento de Valdolea), Revista Iberica.
Tiene una altura total de 3 metros y son visibles 2,20 metros.
OBSERVACIONES: Como se ha indicado, la ruta mide 13 km., Aunque puede hacerse andando, en esta ocasión se hizo en bicicleta. Hay que llevar agua, ya que la zona es muy árida y no tiene apenas sombra.
TEXTO E IMAGENES: José Casado (JOSAMEZ)
DOCUMENTACIÓN: ADEVAL (Cuadernos de Campoo), Ayuntamiento de Valdolea), Revista Iberica.
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